domingo, 26 de enero de 2025

Las estaciones del tren

 

La expansión del transporte ferroviario de alta velocidad, ha supuesto algunas indudables ventajas para los viajeros, pero no ha sido a coste cero para los usuarios. Un importante canon que hemos tenido que pagar ha sido la transformación de las estaciones, y no me refiero a su estructura física que en muchos casos también, me refiero a su transformación socio-operativa. Las estaciones de trenes tradicionales no eran solamente el punto de partida y llegada de los viajeros. Eran mucho más, lugares socialmente vivos donde se prestaban muchos servicios a la persona que terminaba recalando por el lugar. Cualquier estación que superaba una mínima importancia, además de los servicios corporativos de Renfe, solían contar con cafetería, kiosco de prensa, y por supuesto servicios o un sencillo WC a disposición de cualquier usuario sin necesidad de disponer de dinero para poder usuarios.  En las viejas estaciones, estaba presente el estado, en cierta manera era una cobertura social que prestaba el país al viajero. Suponían como un oasis para que aventurero que cruza un desierto, un lugar de refugio, cálido en invierno, sombreado en verano. En las estaciones de mi infancia no sólo eran transitadas por viajeros, también era un lugar frecuentado por paisanos que a veces recorrían sus andenes paseando, esperando ver la llegada de un tren, o su sala de espera que ocasionalmente servía de cobijo para resguardarse del rigor climático. Eran lugares de encuentro, de refugio como un puerto seguro que protege a los barcos del zarandeo del mar.

Hoy, son muy modernas, teóricamente muy seguras y eficaces, con sus controles de seguridad, sus restricciones de acceso y movimiento, pero tan sólo son puntos de carga y descarga de viajeros.

Por suerte, todavía en 2025, aún es posible pasar un ratillo en estaciones que siguen teniendo algo de aquellas viejas estaciones. Antes de que la alta velocidad se expanda por todo el territorio y todas estaciones sean transformadas, todavía quedan algunas herederas de todo aquello que vivieron nuestros padres, abuelos y nosotros mismos de niños.

Todavía podemos aprovechar para recalar en uno de esos oasis vitales de sociedad, refugio para el viajero, puntos de encuentro y de inicio de la aventura de estar vivo.

(Fotografías: estación de Vitoria, 25 de enero de 2025)



domingo, 6 de agosto de 2023

LONDON



 

Hace unos días he tenido la oportunidad de conocer y disfrutar la ciudad de Londres. No voy a dedicarme a comentar la infinidad de lugares impresionantes que alberga esta ciudad, Hay miles de reseñas fabulosas sobre esos espacios y en el mejor de los casos sólo conseguiría una vulgar copia de ello. Por ello centraré mi comentario sobre otros aspectos, que en mi opinión son menos conocidos, pero no menos interesantes.

No conozco todas las grandes urbes del mundo, pero me atrevería a decir que Londres podría ser considerada la gran capital de las comunicaciones. Algo que nos impresionará es la cantidad y magnitud de su red de comunicaciones y transporte públicos. Un impresionante río navegable, unos muy particulares autobuses de dos plantas que son capaces de maniobrar en calles y carriles a veces muy reducidos. Le acompañan los peculiares taxis, y sobre todo la red ferroviaria, tranvías, trenes y su extensa red de metro. La más antigua del mundo, que desde 1863 lleva prestando servicio y que no para de crecer. Trenes que atraviesan la ciudad, por debajo, por encima, incluso en ocasiones atravesando los propios edificios.  Moverse en el transporte público londinense resulta una experiencia muy agradable.

Otro aspecto que me ha sorprendido ha sido su carácter bullicioso, en algunos aspectos similar a una ciudad mediterránea, con multitud de gentes en las calles, muchas veces compartiendo una bebida. No he visto mucha gente tomando el té, pero si con unos “perolos” enormes de café con leche que son servidos en multitud de bares o incluso en supermercados, con envase y tape para llevar e ir tomándolo por la calle. Esta ciudad, a diferencia de otras grandes capitales, no abundan las grandes avenidas, su trazado urbano irregular, con unas calles y plazas de dimensiones manejables, más proporcionadas al individuo humano que camina, creo que es otro factor que favorece esa vitalidad y contacto humano. Eso sí, a diferencia del mundo mediterráneo, posiblemente tengan más arraigadas las formas de cortesía y ello le confiere algunas ventajas. En ese contacto estrecho entre personas, que inevitablemente provoca, cruces o mínimos roces, siempre van acompañados de las mágicas palabras “sorry” “please” “excuse me” que lubrican haciendo que toda esa concentración multicultural de personas puedan moverse y convivir sin problemas.

jueves, 6 de abril de 2023

No es país para viejos

 

No hace tantos años que para la inmensa mayoría de los españoles, viajar resulta una actividad a la que uno se podía ver empujado por motivos de necesidad económica o incluso por mera supervivencia. Los viajes de ocio, todo lo que pudiera superar visitar la feria del pueblo de al lado estaba reservado para una minoría. Pero en los años setenta del siglo pasado, esa España de las mayorías, comenzó a descubrir el placer de viajar, de descubrir otros lugares. En un principio con timidez, hasta llegar al paroxismo actual de muchos españoles.

De estos primeros viajes, para los habitantes del cuadrante noroccidental de España, la excursión a Andorra se convirtió en todo un clásico, junto al Monasterio de Piedra, la escapada playera a Salou o el Santuario de Lourdes para los más religiosos.

Yo no fui una excepción y participé con ilusión en esa moda viajera. Visité Andorra, y me sorprendió su dinamismo comercial y aproveché la oportunidad de conseguir un ahorro al comprar algún producto más económico.

Han pasado varias décadas y hoy esos destinos, frente a los exóticos viajes que realizan los españoles, parece algo ya trasnochado. Pero viajando contracorriente y por supuesto, con un presupuesto mucho más comedido, estos días he vuelto a visitar Andorra después de tantos años. Obviamente el Principado ha cambiado, pero sobre todo he cambiado yo como viajero. La principal sensación con la que he regresado, es que Andorra no es país para viejos. Esa impresión no sólo la percibes al no ver ancianos. Un territorio lleno de gente por todos los lados y es realmente raro encontrar un viejo. No hay viejos. Y además de no haber ancianos, se nota que no es un lugar pensado para ellos. El pulso de la ciudad es acelerado, bueno… realmente frenético. 

El espacio es escaso y disputado y sólo hay hueco para el negocio, la rentabilidad, crecimiento, plusvalía. Obviamente, imagino que el propio gobierno del estado propicia ese estilo, convirtiéndolo en la propia esencia de su existencia y así diferenciarse de las anquilosadas democracias colindantes, tan garantistas, que las transforma en muchos casos en pesadas máquinas de derechos, de obligaciones, de burocracia, frente a la agilidad y flexibilidad de estos pequeños estados. Pero por supuesto que no son todo ventajas, o al menos no para todos. Estos pequeños estados, pueden ser muy interesantes, pero también pueden convertirse como esos piratas sin escrúpulos, y que en aras de esa libertad van dejando caer a muchos damnificados. Una lucha por el espacio. No hay hueco para viviendas, para aparcar los coches y tampoco para los viejos, más lentos, con menos maniobrabilidad, les puede resultar muy difícil encontrar un espacio en Andorra.

domingo, 26 de junio de 2022

Nunca es demasiado tarde


Este pasado sábado por la noche he tenido la fortuna de volver a ser sorprendido por una bonita película en la TV. En el silencio de la noche, cuando en mi hogar tan sólo yo me mantengo despierto, y me aventuro a zapear por los canales de la televisión, en ocasiones soy premiado descubriendo una pequeña obra de arte en forma de largometraje. Sin realizar consulta previa de la programación no sé exactamente lo que me engancha frente al televisor y me sujeta para ver una película, puede ser una escena potente, una fotografía atractiva, una banda sonora sugerente o quizás una combinación de diversos factores, entre los que incluiría también la importancia de un estado anímico receptivo y en sintonía  por parte del espectador. El caso es que de vez en cuando recibo este regalo de la tele  y me hace disfrutar de una interesante velada de cine en casa.

En esta ocasión se trata de una película británica del año 2013, titulada "Nunca es demasiado tarde". Narra la historia de un gris funcionario del ayuntamiento de Londres que se encarga de buscar a los familiares de las personas que fallecen solas en la ciudad. 

Si la peculiar ocupación laboral del protagonista ya reclamó mi interés, lo que lo hace verdaderamente interesante es la dimensión del personaje principal. Un hombre anodino, que sin buscar protagonismo es verdaderamente dueño y señor de su sencilla vida, algo que no es tan fácil como pudiera parecer. Fiel a si mismo y por extensión leal con todos los demás, sin alardes, hace de la honestidad y el compromiso algo natural en un ser humano. Todo ello en una Europa castigada por la crisis del 2008, donde la deshumanización y mercantilización  del sector público no encuentra oposición y en ocasiones como en esta historia, es un  insignificante funcionario el que mantiene la dignidad y humanidad en los servicios públicos.


La película no tuvo demasiado éxito o difusión a pesar de que obtuvo algunos premios. Es posible que el espectador que busca una peli de acción trepidante o una sucesión de carcajadas pueda parecerle un melodrama espeso, pero en mi opinión creo que el resultado final es una buena película. Me gusta su banda sonora, su cuidada ambientación en la periferia de Londres y sobre todo la magistral fotografía con unos soberbios primeros planos. En resumen una película para ver sin prisa, que te permite saborear cada plano y cada escena.

lunes, 13 de junio de 2022

Libro: La provincia de Calatayud durante el trienio liberal

 


Se acaba de publicar el libro “La provincia de Calatayud durante el trienio liberal”. Una obra, en mi opinión, muy necesaria, tanto por aportar luz sobre un episodio histórico muy poco conocido, como por la parte reivindicativa para con un territorio que está actualmente padeciendo un olvido y decadencia, a mi parecer, inmerecido.

Antes de nada, quiero reflejar mi sincero  reconocimiento y agradecimiento a los autores. Algunas partes del libro se sustentan sobre un trabajo minucioso de investigación que ha requerido un esfuerzo que no puedo más que reconocer y alabar. Pero no puedo ocultar que algunos aspectos del libro, algunas conclusiones que ofrece no las comparto y creo que pueden reconsiderarse.

He echado de menos un verdadero y profundo estudio geográfico de la provincia, sobre todo en sus aspectos físicos. Ocupando la parte central del Sistema Ibérico y vertebrada por el río Jalón, pocas provincias españolas tienen un territorio tan homogéneo como el que configuraba la antigua provincia de Calatayud.

Los aspectos históricos están siempre más expuestos al debate. Cualquier aficionado a las ciencias humanas como el que suscribe, sin ser experto en nada, podría encontrar argumentos para justificar una identidad territorial de cualquier territorio, como otros tantos diferentes para desmontarla. El estudio histórico, a diferencia de otros conocimientos, como el religioso o algunas ramas de las ciencias, carece de leyes inalterables o libros dictados por la divinidad que nos revelan una verdad incuestionable. Lamentablemente el acercamiento a la verdad o la realidad histórica es mucho más complicado y está jalonado de pasos vacilantes, reflexiones y debates, que en ocasiones nos hacen retroceder o avanzar, y todo ello para llevarnos a un lugar inestable y que normalmente requiere reformas constantes cuando no una reconstrucción completa. Es lo que hay. La historia suele envejecer mal y a veces de forma prematura.

Con estos principios, no resultará extraño que cualquier trabajo histórico pueda ser cuestionado y más aún cuando se aborda un tema como el de este libro, un episodio casi olvidado, sobre el que apenas se ha debatido, estudiado ni reflexionado, en un territorio casi despoblado y envejecido.

En la presentación de este trabajo, un admirado investigador, a quien tuve la suerte de tener como profesor, exponía los antecedentes de esta provincia, remontándose a la edad antigua y los pueblos celtíberos. Desmontaba una posible justificación de esta provincia remontando a una identidad o unidad propia en la antigüedad, argumentando que apenas conocemos nada de estos pueblos celtiberos, o como el investigador matizaba, estos pueblos de origen celta e influencias culturales íberas. Acertadamente exponía que estos pueblos no aparecen estáticos sobre un territorio y que las referencias que tenemos en ocasiones deslizan las diferentes tribus sobre la zona. Además sus referencias escritas están elaboradas principalmente por eruditos romanos que nunca estuvieron en Hispania. 

No me atrevo a cuestionar estas afirmaciones. Pero de igual forma vemos también que pueblos tan míticos e incuestionables como cántabros, vascones o lusitanos por poner un ejemplo, también aparecen en ocasiones desplazados y sus referencias escritas provienen de las mismas que las de los celtíberos. No comprendo entonces, por tanto, que puedan ser un argumento consistente para invalidar la justificación de la cuestionada provincia.

Sí me atrevo a poner en duda algunas afirmaciones como calificar la comarca de Medinaceli-Arcos de Jalón como un añadido a la efímera provincia de Calatayud. En un territorio pocos espacios hay más vinculados entre si, que puedan configurar una unidad geográfica como el valle de un río. Y la comarca de Medinaceli y Arcos es la cabecera del valle del Jalón y no hay nada más natural que el fluir del agua. Acaso lo que es verdaderamente complicado es encontrar un punto para dividir el curso de un río. Esta zona ha estado desde tiempo inmemorial más vinculada con las gentes y el territorio del Jalón que con la meseta castellana. Desde la reconquista, no realizada por Castilla, sino por el rey aragonés Alfonso I el Batallador,  precisamente el mismo que reconquistó todos los territorios de la antigua provincia de Calatayud, hasta anteayer. Incluso todavía hoy, y a pesar de la despoblación que se padece, pervive el tren regional que llega a Arcos de Jalón y que vertebra todo el valle. 

Es precisamente el empeño institucional, con las divisiones provinciales y autonómicas el que empuja con fuerza para que los servicios y las relaciones socioeconómicas se presten desde Soria, mutilando las tradicionales relaciones con las poblaciones aragonesas de la zona.

Exactamente las mismas circunstancias se dan en los territorios y pueblos de las cabeceras de los ríos Mesa y Piedra y añadidas a la provincia de Guadalajara. 

Otro autor resaltaba la escasa población del territorio como una característica histórica de este territorio y de la provincia de Calatayud. No puedo por menos que cuestionar tal afirmación por no calificarla directamente de un grave error. 

Es precisamente la demografía, a diferencia de la historia, la que nos puede ofrecer datos más o menos rigurosos. Las cifras son las cifras y con la certeza que tenemos sobre la fiabilidad de los censos la desviación de la realidad es mínima. 

La provincia de Calatayud en el momento de su creación, con poco más de 6.000 km” contaba con una población de 105.000 habitantes, ofreciendo una densidad de 16 hab./Km2, ligeramente inferior a la media española que era de 20 hab./km2 y que superaba los 10 millones de habitantes. Sin embargo, si profundizamos en los datos, también podemos ver que la densidad de población de la provincia de Calatayud es significativamente superior a la de otras provincias del interior de España o a las limítrofes del Sistema Ibérico como Soria, Teruel, Guadalajara o Cuenca.

España ha multiplicado casi por cinco su población desde entonces, mientras que las poblaciones de la antigua provincia de Calatayud salvo excepciones han visto reducida su población y en su conjunto ha disminuido a la mitad, pero el problema de despoblación que sufre ahora este territorio no es algo tradicional y posiblemente la continuidad de aquella provincia habría podido limitar la pérdida de peso demográfico


sábado, 19 de febrero de 2022

71

 

Ayer pude disfrutar de otra sorprendente velada de cine. Alguna noche de algunos fines de semana, cuando la ausencia de obligaciones me permite romper la rutina de madrugar, inconscientemente deambulo por el portal de la plataforma de tv buscando una película que me sorprenda. En alguna ocasión eso ocurre. Como ayer, en el silencio de la noche del viernes, ejerciendo mi afición de noctámbulo y cinéfilo, encontré una película británica que lleva por título 71.

La historia, ambientada en una dividida ciudad de Belfast, en 1971, en plena ebullición del conflicto que afectó a Irlanda del Norte. Cuenta la intensa y por momentos claustrofóbica huida de un recluta inglés que por accidente queda aislado y perdido por las calles de una ciudad adueñada por los sectores más radicales enfrentados en un conflicto que prácticamente llevó a ese territorio a una situación de guerra civil.

Un reparto de actores, mayoritariamente jóvenes, y para mí desconocidos, pero que logran perfectamente trasladarnos 50 años atrás y hacernos sentir la convulsa situación que durante décadas contemplábamos como espectadores delante del televisor. Crean una película de acción trepidante, que te hace incorporarte del sofá, pero no exenta de otros elementos que te golpean más profundamente y te invitan a la reflexión.

El fin no justifica los medios. Más aún cuando en la vida de las personas son precisamente los medios el fin y el sentido de la vida. La película, basada en hechos reales, finaliza con una cabriola, que desconozco si respondió a la realidad de hechos, o fue una licencia del guionista para cerrar el episodio. En cualquier caso me parece una interesante y muy recomendable película.

viernes, 5 de noviembre de 2021

La música de cuando llegaba el sábado hace muchos años

Existen canciones en cada etapa de la vida. Melodías que te empujan a sentir unas sensaciones particulares y que como la vida misma van evolucionando; las canciones, las sensaciones...


Hace unas horas he vuelto a escuchar esta canción, Sultans of Swing, de los Dire Straits y por unos momentos la melodía me ha retrotraído treinta y tantos años atrás, haciendo que por unos instantes reviviese las mismas sensaciones que sentía cuando la escuchaba cuando apenas tenía 17 ó 18 años. 

Me he sentido, como entonces,   recién afeitado, cuando embadurnaba mi cara con un montón de espuma para afeitar los cuatro pelos que me salían, y después me empapaba en loción after save creando una aureola con aroma a sábado tarde, y con las hormonas en ebullición salía de casa dispuesto merendarme el mundo, aquel maravilloso mundo lleno de chicas preciosas, un mundo lleno de oportunidades, de esperanzas, de grandes aventuras por vivir y retos por superar. 

En fin... canciones de los 18 años. También es cierto que muchas ocasiones la melodía de regreso a casa era muy diferente, pero bueno, eso son cosas inherentes de la volatilidad de la edad. Bandas sonoras de nuestra biografía.

. Dire Straits. Sultans of swing

sábado, 31 de julio de 2021

En cuerpo y alma. Laura Marling. What he wrote.

 El final de las vacaciones me ha regalado un pequeño descubrimiento. Una de esas últimas noches veraniegas de insomnio, cuando ya estás echando cuentas para volver a la monotonía de madrugar, acostarte temprano, y acoplarte a una sucesión de días de trabajo, hábitos y compromisos diarios repetitivos, eres sorprendido por una pequeña joya mientras juegas con el mando a distancia del televisor.

Se trata de la película húngara "En cuerpo y alma". Cine húngaro. Desconocía que en un país tan pequeño como Hungría existían artistas con la capacidad de hacer algo tan delicado y magistral Un largometraje que te va envolviendo suavemente y como si de una orquesta filarmónica se tratase te va llevando in crescendo hasta un momento que me obligó a levantarme del sofá porque era incapaz de seguir viendo la película sentado. 

Pero compitiendo en belleza con las imágenes se encuentra su banda sonora. En especial su tema principal: "What he wrote" de Laura Marling. Una canción que en mi opinión está a la altura de las obras geniales, de esas que no necesitan de artificios, como cuando Picasso o Da Vinci con dos trazos de lápiz eran capaces de plasmar una obra maestra. Una canción donde unos acordes de guitarra, una bonita voz, y una chispa de magia que lo armoniza y modula para dar un resultado muy bello.  

No entiendo lo que dice la letra, pero no es necesario. Quizás hasta es mejor así para que ese lenguaje universal de los sonidos nos llegue más directo, sin códigos intermedios que se interpongan.

No me atrevo a recomendarla, porque en esto de la belleza el genero humano somos muy subjetivos y por lo tanto muy variados. Pero es cierto, esta película y su música me han hecho sentir sensaciones muy positivas.



domingo, 4 de julio de 2021

Literatura y pintura

 Hace un tiempo descubrí un autor literario japonés, que se llama Haruki Murakami, de quien en alguna ocasión me gustaría comentar algo aquí, pero en esta ocasión tan sólo quiero reseñar una particularidad de sus novelas; en los tres o cuatro libros que he leído de este autor siempre coloca a los personajes escuchando diferentes obras musicales. Normalmente no las conozco, y muchas veces hago una pausa en la lectura para buscarlas en internet y escucharlas imitando al protagonista de la novela.

Precisamente Murakami me ha mostrado los múltiples vínculos y conexiones que unen las diferentes artes. Todo se complementa y como los edificios de una antigua plaza, se sostienen unos con otros. En algunos casos esos vínculos son tan fuertes que de forma individual ya no puedo concebirlos. 


Pero no sólo se puede combinar literatura y música. Quiero citar un caso donde, desde mi subjetividad, veo una clara vinculación entre la literatura y el arte pictórico. 

Hace más de 30 años leí una obra magistral Juegos de la edad tardía de Luis Landero, publicada en 1989. En la trama de esta novela el protagonista recrea una cafetería de Madrid, un café donde acuden los artistas a tertulias, y el gran salón repleto de mesas está presidido por un cuadro de un faro. Ese faro no era un simple elemento decorativo, era un personaje más de la tertulia, quizás el  principal. Por supuesto que no pude evitar imaginar esa pintura, pero el autor no daba demasiadas pistas. 

Unos años más tarde, estudiando Geografía e Historia, tuve que cursar varios años asignaturas de arte y ahí descubrí a uno de los pintores que más admiro, Edward Hopper, de quien no me canso nunca de contemplar sus obras.  Y entre ellas descubrí La colina del faro, pintado en 1927, y no dude en un instante, este era el cuadro que colgaba de la pared en el Café de los Ensayistas que aparece en Juegos de la edad tardía.  ¿Conocería ya Luís Landero este cuadro cuando describía la escena? ¿Pensaría Hopper cuando pintaba este cuadro que unos decenios después podría decorar la pared de una tertulia literaria en una novela española? La primera sería muy difícil, la segunda casi imposible. Pero en cualquier caso parecen hechos para combinarse.

¿Ahora debería preguntarme que música acompaña a esta historia? Lo he hecho, pero todavía no la he encontrado, quizás todavía no se ha compuesto. O existe y la he escuchado pero yo no la he sentido así, porque si el arte es subjetivo el combinar dos artes eleva esa subjetividad exponencialmente.


sábado, 19 de junio de 2021

Los ingratos


Hoy he terminado la lectura del libro Los ingratos, de Pedro Simón, premio Primavera de Novela de Espasa. Llegué a este libro atraído por el galardón que había obtenido. A pesar de ello el título me producía cierto rechazo. Hace un año había leído Los asquerosos, de Santiago Lorenzo, que me había parecido un libro genial y había obtenido bastante éxito en España, y quizás pensaba que la utilización de un título similar, con el mismo artículo, acompañado por otro adjetivo similar, podía tratarse de una imitación para aprovechar el buen regusto de esa obra.

Me equivocaba. Este libro tiene entidad suficiente para no tener que intentar imitar otras historias. 

¿De qué va este libro?  Las vivencias de un niño que vive en un pueblo y posteriormente se trasladará a la capital, pero bueno, ese resumen de contraportada se repite en mil web que se pueden ver en internet. Si tuviera que decirlo en una sola palabra, diría, que trata de la soledad, pero no te das cuenta hasta casi el final del mismo.

Se trata de un libro corto, unas 146 páginas, que a los que como yo ya superamos los 50, nos traslada a la España rural de nuestra infancia. Se agradece la excelente estructura y redacción que facilita una lectura cómoda y ágil, y justo cuando empiezas a preguntarte de qué va esto, se desata la trepidante acción, que en este caso son sobre todo emociones y sentimientos.

Como decía al comienzo, hoy sábado lo he terminado. Un día que no tengo obligación de madrugar pero que la fuerza de la costumbre me hace que abra los ojos al amanecer. En vez de levantarme he cogido el libro del que apenas me quedaban unas cuarenta páginas, y en el silencio de mi habitación, en una silenciosa madrugada de un sábado lo he terminado con los ojos humedecidos.

He dicho que el libro me trasladaba a mi infancia, allá por mediados de los 70, y los 80 que le sucedieron, pero también nos traslada a otro espacio más íntimo y personal. A las palabras que dejamos de decir, a las visitas que no realizamos o que dejamos para más adelante y al final se nos hizo tarde.

En definitiva creo que es un buen libro y que cuenta una historia que merece la penar ser contada.

sábado, 20 de febrero de 2021

LA GRAN DIVERGENCIA

 


Muchos nos podemos preguntar a que se debe esa divergencia en la evolución del progreso y desarrollo entre diferentes territorios. 

Existen países y regiones con un potencial enorme;  demográfico, riqueza en materias primas y con culturas milenarias se han quedado anclados y no han podido o no han sabido evolucionar proporcionando mayor riqueza y bienestar a sus habitantes.

¿Cuál es la clave del desarrollo? ¿Por qué dos supuestos territorios que parten de unos recursos similares alcanzan un desarrollo muy diferentes?

Es evidente que puede haber ocasiones que una presión exterior pueda empujar o frenar ese crecimiento, pero sin duda que al final son factores endógenos los que prevalecen para favorecer o entorpecer ese desarrollo y por supuesto que no creo que sea como defienden algunos grupos supremacistas cuestión de la raza o tonalidad de la piel.

Este tema es debatido por muchos historiadores, filósofos o juristas, pero todo apunta a que es la seguridad y garantías  jurídicas el factor principal que facilita el desarrollo. Muchos estados occidentales fueron capaces de desarrollar y respetar un ordenamiento jurídico que garantizaba una serie de derechos que permitía el esfuerzo y el crecimiento. Creó un clima de seguridad donde esas sociedades han tenido más fácil progresar.

Es obvio que en un lugar donde impunemente te pueden arrebatar lo que tienes, no resulta el mejor aliciente para animarte a crear empresas ni construir nada. Necesitamos de unas leyes, aunque no sean perfectas, pero sobre todo es esencial no tener que depender del criterio, las simpatías o el humor del poder o el poderoso para poder emprender cualquier acción. Nadie lo duda. Todos, o casi todos, aceptan que es bueno someterse a la ley para hacer un pozo, tener carnet de conducir, o comprar un almacén, aunque en ocasiones la burocracia nos parezca insufrible, pero sería infinitamente peor tener que depender del humor del cargo o el gobernante de turno.  Lo que algunos sectores no ven tan claro es que la seguridad y garantías jurídicas van más alla. Cuando un país se pasa por el "forro" las leyes y normativas y ocupan los cargos públicos personas por su "enchufe" y no respetando los principios de igualdad, merito, capacidad y publicidad, también se está quebrantando la seguridad jurídica.

Cuando un joven talento español tiene que estar opositando para cartero o marchar al extranjero mientras las universidades están repletas de cargos a "dedo" no sólo se quebrantan los derechos de ese joven. Nos están perjudicando a todos.

Esto no sólo priva a una sociedad de tener a los más adecuados en cada puesto, además contribuye a desmotivar a la propia sociedad, a  quebrantar y establecer otros medios para alcanzar las metas, ajenos a la formación y el esfuerzo. En resumen, un país donde vale más un enchufe que la preparación y capacidad, está condenado a ser un país de segunda fila.


Para ser un país de primera no es necesario trabajar más por menos dinero. Me temo que no seremos un país de primera fila hasta que no comprendamos que arrebatar una propiedad impunemente, un funcionario que ocupa su puesto por enchufe, o una concesión pública amañada, nos hace a todos más pobres y más subdesarrollados.

sábado, 26 de diciembre de 2020

THE AMERICANS

 

Hace tiempo que no escribo en este blog sobre cine o televisión. Ayer terminé de ver una serie que sin duda merece que haga alguna referencia sobre ella. The Americans, es una serie que me ha sorprendido muy gratamente y que me atrevo a recomendar con la casi certeza de que no defraudará a nadie. 

Perfectamente ambientada en los ochenta,  últimos años de la Guerra Fría, me ha enseñado a entender mejor la época en la que viví mi infancia y primera juventud. Como en toda guerra hay actos de crueldad y de generosidad, gestos de nobleza y villanía por igual. Me sorprende que en aquella época muchos de nosotros éramos testigos directos de este conflicto sin apenas darnos cuenta.  Una etapa de espionaje y contraespionaje, pero sin olvidar que estos espías también eran padres, hijos, esposos, amigos o amantes de forma simultanea, que vivían, crecían y evolucionaban con cada día que pasaba.


Los personajes, geniales, pero no sólo la seductora pareja protagonista, hay secundarios con gigantes interpretaciones. La fotografía, la música, cada detalle parece difícilmente mejorable.  Mantiene la emoción y el interés hasta el último segundo,  durante todas y cada una de sus escenas sin desmoronarse en ningún momento, para finalizar con un silencio apoteósico.

Es una serie no solo te entretiene,  he aprendido, he sentido.


martes, 27 de octubre de 2020

Otoño

Seguramente es cursi escribir sobre el otoño, con la que está cayendo y un pánfilo como yo sale al campo, ve las hojas de colores y se olvida de todo. 

Puede ser, hay cosas más importantes,  pero a pesar de ello, el otoño sigue llegando con todo su encanto como todos los años, para el deleite de todo aquel que quiera disfrutarlo . Quizás algunas personas, que como yo también me aproximo al otoño de mi vida, cada vez sentimos más conexión con esta estación.

No soy capaz de describir la armonía de los paisajes otoñales. Las imagines hablan por si solas, y mejor que cualquier imagen que yo pueda poner, es asomarse a la ventana y contemplarlo, y aún mejor darse una caminata por el campo y sentirlo. 

Y no sólo los colores, el otoño tiene un sonido particular, como cada estación, pero el otoño es especialmente sutil, no necesita hacer mucho ruído para ser escuchado.

La naturaleza en otoño,  aunque ha perdido el ímpetu de la primavera y el exceso del verano,  llega a su cenit con una elegante serenidad,  como una mujer madura, que aunque el tiempo se le llevo juventud la compensó con creces con estilo y distinción. 

sábado, 24 de octubre de 2020

Contagios Covid

 Posiblemente cualquier persona que en España lea la prensa o vea los diferentes informativos, y decida darle una mínima credibilidad, de forma obligada llegará a la conclusión que los contagios de covid se producen mayoritariamente en la intimidad del hogar. Si, no puede ser de otra forma cuando estoy cansado de leer y escuchar que es prácticamente imposible contagiarse cuando uno asiste a una actividad cultural, al cine o al teatro. Que decir si sales a cenar a un restaurante o pasar un fin de semana en un hotelito, por activa y por pasiva nos recuerdan que esos locales son los espacios más seguros; no menos lo son los centros educativos y por supuesto, si exceptuamos los servicios sanitarios y de urgencias en los primeros momentos de la epidemia, es muy difícil escuchar que alguien se contagia trabajando. 

En resumen, visto lo visto, no entiendo como esos comités científicos no ordenan que la gente huya de sus hogares y no entre en ellos durante un largo periodo con el fin de terminar ya con esta maldita epidemia.

Sin ironía. Estoy harto de tantos intentos de manipulación, de medidas y declaraciones, que persiguen más dañar al adversario político, o solucionar problemas económicos, que de verdad acabar con la enfermedad.  Si de verdad se quiere la colaboración y el compromiso de todos es imprescindible más honestidad y sinceridad. Si hay que decir que no existen recursos para tantas pruebas, o que hay que sacrificar varios cientos de vidas para salvar los puestos de trabajo en el sector turístico, se debe saber, al menos los ciudadanos tendrán oportunidad de asumir la responsabilidad sobre su protección y las de sus familias. 

Nunca confié demasiado en la honestidad y eficacia de los diferentes gobiernos, pero esta pandemia me ha enseñado que puede ser nefasto para nuestra salud  depositar una confianza plena en el estado.


jueves, 15 de octubre de 2020

Impuestos más justos

 En las sociedades occidentales está plenamente consolidado y aceptado un sistema de contribución impositiva proporcional a los ingresos que cada ciudadano tiene. Es decir, supuestamente, pagan más impuestos los que más ganan. 

Es una medida que parece lógica en una sociedad cohesionada y solidaria. Pero en una sociedad de esas mismas características vería igual de lógico que contribuyeran más los que más perjuicios, daños y trastornos generan. 

Los ejemplos que vemos estos días en las noticias ilustran a la perfección esta situación. Ciudadanos que viven alegremente, saltándose las normas, como pueden ser desde contaminar más, no seguir las recomendaciones sanitarias para evitar la propagación del covid, o saltarse las normas de circulación entorpeciendo el tráfico o poniendo en peligro a otros y otras muchas actitudes que padecemos cada día, pero luego son los primeros en aprovecharse de cualquier ventaja que ofrezca la sociedad.


A veces reivindicando con obstinación su libertad individual por encima del compromiso con sus vecinos. 

Sin entrar en el debate de que derecho debe prevalecer más, si la libertad individual de actuar o el respeto y compromiso con la sociedad donde vive, si parece lógico que quien menos daños ocasione, menos impuestos pague; quien más daños ocasiona, contribuya con más impuestos para su reparación. 

En injusto que dos familias con los mismos ingresos, una de ellas viva amargándoles la vida a sus vecinos, destrozando parques y mobiliario público, abusando de los servicios médicos o sociales, provocando cada dos por tres altercados o problemas y otra con una actitud contraria que ni siquiera tire un papel a la calle y paguen los mismos impuestos. Por ello creo que sería justo tener articulado un sistema que, al igual que con los ingresos, evaluara las faltas y te hiciera subir o bajar en las tasas impositivas. 


domingo, 19 de julio de 2020

¿Unión Europea?


Contemplo apesadumbrado los mensajes y críticas que se dirigen los líderes europeos respecto al establecimiento y funcionamiento de un plan de recuperación económica para superar la crisis que provoca la pandemia del covid.

Los estados del sur pidiendo solidaridad, los del norte imponiendo una serie de exigencias. Se repiten las reuniones de los líderes de la Unión Europea, mientras las cabeceras de los periódicos de cada estado cuestionan los planteamientos y tesis de los otros estados como si de adversarios se tratara.
Algo esta fallando. No voy a defender las tesis de ningún estado. Desconozco si los planteamientos de España, Italia o Portugal son mejores o más justos que los de Holanda, Suecia o Austria. Creo que antes de discernir esa cuestión sería necesario tener claro algunos aspectos fundamentales.
Primero decidir si queremos seguir siendo la Unión Europea o por el contrario debemos quedarnos simplemente en Comunidad Europea. No sólo es una cuestión lingüística. Es importante conocer lo que somos, un gran estado u organismo con diferentes nacionalidades o por el contrario si seguimos siendo un montón de nacionalidades con algunas cosas en común, que nos echamos una mano de vez en cuando.
Si de verdad somos una Unión no es necesario hablar tanto sobre el exceso o el defecto de solidaridad. Si tenemos una herida abierta en la mano, no acuden plaquetas del resto del organismo por solidaridad. Acuden porque hay una herida que afecta al cuerpo y si esa herida no se cura puede extenderse por el resto  del cuerpo.
La Unión Europea debe decidir si quiere funcionar como una unión, como un  organismo o por el contrario prefiere funcionar como una comunidad de vecinos, que se conocen bien y se guardan abundantes recelos

domingo, 5 de julio de 2020

Racismo


Sábete Sancho que no es un hombre más que otro si no hace más que otro (Miguel de Cervantes)Escucho en las noticias que en algunos países americanos están atacando monumentos dedicados a Miguel de Cervantes.Algunos, con atrevida insolencia e ignorancia,  400 años después se atreven a juzgar a Miguel de Cervantes como racista, sin apenas saber nada de su vida, de sus circunstancias ni del mundo donde le toco vivir. Tan sólo saben que era blanco y español y eso parece suficiente para juzgarlo y condenarlo.

Cervantes, escribió y difundió pensamientos como los que se ven el las frases de las imágenes. Revolucionarios para una época donde la esclavitud era practicada, generalmente aceptada y todas las sociedades del mundo conocido estaban estrictamente jerarquizadas. Por sus escritos sabemos que Cervantes padeció esas divisiones sociales y que no compartía esos valores. Incluso Cervantes fue preso y temió ser vendido como esclavo. Si, porque no sólo existían esclavos negros,  aunque de menor importancia que el tráfico de esclavos del corazón de África, existía desde la edad media hasta bien entrado al siglo XIX,  un riesgo para cualquier europeo o viajero que rondara el Mediterráneo que podía ser apresado por piratas y ser trasladado a un mercado del norte de África para ser vendido como esclavo
Racismo es creer que alguien por ser oscuro de piel es inferior y sus derechos menores, pero igual de racista es creer que por ser claro de piel implica ser peor persona. El color de la piel o la nacionalidad ni condiciona ni garantiza ser superior o inferior. Cervantes hace 400 años ya lo sabía. Hoy hay muchos que todavía no lo tienen asimilado. 

miércoles, 10 de junio de 2020

La civilización

Llevo casi toda mi vida estudiando historia. Dicen que la historia es maestra de la vida, historia magistra vitae, aunque yo no me atrevo a confirmarlo, tampoco a desmentirlo. Realmente no lo sé. Imagino que deberé seguir estudiando y quizás algún día pueda dar una respuesta razonada.
De momento ahí sigo, leo y a veces discuto con mis dudas y lagunas. La verdad que no avanzo mucho, pero la opción de quedarme parado esperando que el conocimiento recaiga sobre mí como un regalo divino tampoco termina de convencerme.
En cualquier caso, sea la historia maestra o no, lo que si podemos afirmar es que es real. Que millones de seres humanos han estado antes que nosotros y han actuado y reaccionado ante los acontecimientos que les ha tocado vivir.
Imagen relacionadaDurante el 99% de la historia de los seres humanos, se podría decir que poca cosa hicimos, procrear y sobrevivir, que a decir verdad tampoco es poco.
No sé si esto de la trascendencia, el crecimiento personal, el reconocimiento, el éxito,  y otras tantas milongas que ahora nos resultan de vital importancia, si un hombre del paleolítico lo hubiese cambiado por un par de pollos. Yo creo que si. Dos pollos te garantizan un aporte proteico para sobrevivir unos cuantos días. Pollos del paleolítico... casi nada.
En fin, hace 8 ó 10000 años llegó a desarrollarse lo que conocemos como neolítico, y comenzó ese 1% más reciente de nuestra historia. Lo que llamamos civilización. Empezaron a aumentar las enfermedades, epidemias, etc. Hay algunos detalles que nos pueden hacer pensar en como ha funcionado esto de la civilización. La jornada laboral de 8 horas, que fue lograda hace unas décadas, supone multiplicar por tres o cuatro el tiempo de trabajo que dedicaba el hombre de Altamira para satisfacer sus necesidades. La talla media de los hombres adultos disminuyó unos 15 centímetros y hasta hace unos lustros no se alcanzó de nuevo la envergadura del hombre del final del paleolítico.
Definitivamente, después de llevar este rato pensando y escribiendo, sigo sin tener nada claro.