Seguramente es cursi escribir sobre el otoño, con la que está cayendo y un pánfilo como yo sale al campo, ve las hojas de colores y se olvida de todo.
No soy capaz de describir la armonía de los paisajes otoñales. Las imagines hablan por si solas, y mejor que cualquier imagen que yo pueda poner, es asomarse a la ventana y contemplarlo, y aún mejor darse una caminata por el campo y sentirlo.
Y no sólo los colores, el otoño tiene un sonido particular, como cada estación, pero el otoño es especialmente sutil, no necesita hacer mucho ruído para ser escuchado.
La naturaleza en otoño, aunque ha perdido el ímpetu de la primavera y el exceso del verano, llega a su cenit con una elegante serenidad, como una mujer madura, que aunque el tiempo se le llevo juventud la compensó con creces con estilo y distinción.
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