domingo, 26 de junio de 2022

Nunca es demasiado tarde


Este pasado sábado por la noche he tenido la fortuna de volver a ser sorprendido por una bonita película en la TV. En el silencio de la noche, cuando en mi hogar tan sólo yo me mantengo despierto, y me aventuro a zapear por los canales de la televisión, en ocasiones soy premiado descubriendo una pequeña obra de arte en forma de largometraje. Sin realizar consulta previa de la programación no sé exactamente lo que me engancha frente al televisor y me sujeta para ver una película, puede ser una escena potente, una fotografía atractiva, una banda sonora sugerente o quizás una combinación de diversos factores, entre los que incluiría también la importancia de un estado anímico receptivo y en sintonía  por parte del espectador. El caso es que de vez en cuando recibo este regalo de la tele  y me hace disfrutar de una interesante velada de cine en casa.

En esta ocasión se trata de una película británica del año 2013, titulada "Nunca es demasiado tarde". Narra la historia de un gris funcionario del ayuntamiento de Londres que se encarga de buscar a los familiares de las personas que fallecen solas en la ciudad. 

Si la peculiar ocupación laboral del protagonista ya reclamó mi interés, lo que lo hace verdaderamente interesante es la dimensión del personaje principal. Un hombre anodino, que sin buscar protagonismo es verdaderamente dueño y señor de su sencilla vida, algo que no es tan fácil como pudiera parecer. Fiel a si mismo y por extensión leal con todos los demás, sin alardes, hace de la honestidad y el compromiso algo natural en un ser humano. Todo ello en una Europa castigada por la crisis del 2008, donde la deshumanización y mercantilización  del sector público no encuentra oposición y en ocasiones como en esta historia, es un  insignificante funcionario el que mantiene la dignidad y humanidad en los servicios públicos.


La película no tuvo demasiado éxito o difusión a pesar de que obtuvo algunos premios. Es posible que el espectador que busca una peli de acción trepidante o una sucesión de carcajadas pueda parecerle un melodrama espeso, pero en mi opinión creo que el resultado final es una buena película. Me gusta su banda sonora, su cuidada ambientación en la periferia de Londres y sobre todo la magistral fotografía con unos soberbios primeros planos. En resumen una película para ver sin prisa, que te permite saborear cada plano y cada escena.

lunes, 13 de junio de 2022

Libro: La provincia de Calatayud durante el trienio liberal

 


Se acaba de publicar el libro “La provincia de Calatayud durante el trienio liberal”. Una obra, en mi opinión, muy necesaria, tanto por aportar luz sobre un episodio histórico muy poco conocido, como por la parte reivindicativa para con un territorio que está actualmente padeciendo un olvido y decadencia, a mi parecer, inmerecido.

Antes de nada, quiero reflejar mi sincero  reconocimiento y agradecimiento a los autores. Algunas partes del libro se sustentan sobre un trabajo minucioso de investigación que ha requerido un esfuerzo que no puedo más que reconocer y alabar. Pero no puedo ocultar que algunos aspectos del libro, algunas conclusiones que ofrece no las comparto y creo que pueden reconsiderarse.

He echado de menos un verdadero y profundo estudio geográfico de la provincia, sobre todo en sus aspectos físicos. Ocupando la parte central del Sistema Ibérico y vertebrada por el río Jalón, pocas provincias españolas tienen un territorio tan homogéneo como el que configuraba la antigua provincia de Calatayud.

Los aspectos históricos están siempre más expuestos al debate. Cualquier aficionado a las ciencias humanas como el que suscribe, sin ser experto en nada, podría encontrar argumentos para justificar una identidad territorial de cualquier territorio, como otros tantos diferentes para desmontarla. El estudio histórico, a diferencia de otros conocimientos, como el religioso o algunas ramas de las ciencias, carece de leyes inalterables o libros dictados por la divinidad que nos revelan una verdad incuestionable. Lamentablemente el acercamiento a la verdad o la realidad histórica es mucho más complicado y está jalonado de pasos vacilantes, reflexiones y debates, que en ocasiones nos hacen retroceder o avanzar, y todo ello para llevarnos a un lugar inestable y que normalmente requiere reformas constantes cuando no una reconstrucción completa. Es lo que hay. La historia suele envejecer mal y a veces de forma prematura.

Con estos principios, no resultará extraño que cualquier trabajo histórico pueda ser cuestionado y más aún cuando se aborda un tema como el de este libro, un episodio casi olvidado, sobre el que apenas se ha debatido, estudiado ni reflexionado, en un territorio casi despoblado y envejecido.

En la presentación de este trabajo, un admirado investigador, a quien tuve la suerte de tener como profesor, exponía los antecedentes de esta provincia, remontándose a la edad antigua y los pueblos celtíberos. Desmontaba una posible justificación de esta provincia remontando a una identidad o unidad propia en la antigüedad, argumentando que apenas conocemos nada de estos pueblos celtiberos, o como el investigador matizaba, estos pueblos de origen celta e influencias culturales íberas. Acertadamente exponía que estos pueblos no aparecen estáticos sobre un territorio y que las referencias que tenemos en ocasiones deslizan las diferentes tribus sobre la zona. Además sus referencias escritas están elaboradas principalmente por eruditos romanos que nunca estuvieron en Hispania. 

No me atrevo a cuestionar estas afirmaciones. Pero de igual forma vemos también que pueblos tan míticos e incuestionables como cántabros, vascones o lusitanos por poner un ejemplo, también aparecen en ocasiones desplazados y sus referencias escritas provienen de las mismas que las de los celtíberos. No comprendo entonces, por tanto, que puedan ser un argumento consistente para invalidar la justificación de la cuestionada provincia.

Sí me atrevo a poner en duda algunas afirmaciones como calificar la comarca de Medinaceli-Arcos de Jalón como un añadido a la efímera provincia de Calatayud. En un territorio pocos espacios hay más vinculados entre si, que puedan configurar una unidad geográfica como el valle de un río. Y la comarca de Medinaceli y Arcos es la cabecera del valle del Jalón y no hay nada más natural que el fluir del agua. Acaso lo que es verdaderamente complicado es encontrar un punto para dividir el curso de un río. Esta zona ha estado desde tiempo inmemorial más vinculada con las gentes y el territorio del Jalón que con la meseta castellana. Desde la reconquista, no realizada por Castilla, sino por el rey aragonés Alfonso I el Batallador,  precisamente el mismo que reconquistó todos los territorios de la antigua provincia de Calatayud, hasta anteayer. Incluso todavía hoy, y a pesar de la despoblación que se padece, pervive el tren regional que llega a Arcos de Jalón y que vertebra todo el valle. 

Es precisamente el empeño institucional, con las divisiones provinciales y autonómicas el que empuja con fuerza para que los servicios y las relaciones socioeconómicas se presten desde Soria, mutilando las tradicionales relaciones con las poblaciones aragonesas de la zona.

Exactamente las mismas circunstancias se dan en los territorios y pueblos de las cabeceras de los ríos Mesa y Piedra y añadidas a la provincia de Guadalajara. 

Otro autor resaltaba la escasa población del territorio como una característica histórica de este territorio y de la provincia de Calatayud. No puedo por menos que cuestionar tal afirmación por no calificarla directamente de un grave error. 

Es precisamente la demografía, a diferencia de la historia, la que nos puede ofrecer datos más o menos rigurosos. Las cifras son las cifras y con la certeza que tenemos sobre la fiabilidad de los censos la desviación de la realidad es mínima. 

La provincia de Calatayud en el momento de su creación, con poco más de 6.000 km” contaba con una población de 105.000 habitantes, ofreciendo una densidad de 16 hab./Km2, ligeramente inferior a la media española que era de 20 hab./km2 y que superaba los 10 millones de habitantes. Sin embargo, si profundizamos en los datos, también podemos ver que la densidad de población de la provincia de Calatayud es significativamente superior a la de otras provincias del interior de España o a las limítrofes del Sistema Ibérico como Soria, Teruel, Guadalajara o Cuenca.

España ha multiplicado casi por cinco su población desde entonces, mientras que las poblaciones de la antigua provincia de Calatayud salvo excepciones han visto reducida su población y en su conjunto ha disminuido a la mitad, pero el problema de despoblación que sufre ahora este territorio no es algo tradicional y posiblemente la continuidad de aquella provincia habría podido limitar la pérdida de peso demográfico


sábado, 19 de febrero de 2022

71

 

Ayer pude disfrutar de otra sorprendente velada de cine. Alguna noche de algunos fines de semana, cuando la ausencia de obligaciones me permite romper la rutina de madrugar, inconscientemente deambulo por el portal de la plataforma de tv buscando una película que me sorprenda. En alguna ocasión eso ocurre. Como ayer, en el silencio de la noche del viernes, ejerciendo mi afición de noctámbulo y cinéfilo, encontré una película británica que lleva por título 71.

La historia, ambientada en una dividida ciudad de Belfast, en 1971, en plena ebullición del conflicto que afectó a Irlanda del Norte. Cuenta la intensa y por momentos claustrofóbica huida de un recluta inglés que por accidente queda aislado y perdido por las calles de una ciudad adueñada por los sectores más radicales enfrentados en un conflicto que prácticamente llevó a ese territorio a una situación de guerra civil.

Un reparto de actores, mayoritariamente jóvenes, y para mí desconocidos, pero que logran perfectamente trasladarnos 50 años atrás y hacernos sentir la convulsa situación que durante décadas contemplábamos como espectadores delante del televisor. Crean una película de acción trepidante, que te hace incorporarte del sofá, pero no exenta de otros elementos que te golpean más profundamente y te invitan a la reflexión.

El fin no justifica los medios. Más aún cuando en la vida de las personas son precisamente los medios el fin y el sentido de la vida. La película, basada en hechos reales, finaliza con una cabriola, que desconozco si respondió a la realidad de hechos, o fue una licencia del guionista para cerrar el episodio. En cualquier caso me parece una interesante y muy recomendable película.