auto-. 1. Elemento compositivo prefijo de origen griego, que se une a sustantivos o a verbos y significa 'de o por sí mismo'.
Cuando leemos el significado del prefijo auto, no puede caber duda que se está interpretando erróneamente la palabra autodeterminación y lo que ello implica.
Creo con firmeza en el derecho a la autodeterminación, en su significado real. La libertad, de y por si mismo, para determinar su sentimiento nacional. Defiendo que cada individuo pueda sentirse de donde quiera, que nadie debería poder obligarnos a sentirnos parte de un colectivo al que no deseamos y por lo tanto entiendo que un habitante de un pueblo de Zamora o de Groenlandia pueda sentirse japonés o de Júpiter. Otra cosa, y otro derecho, que no es el de autodeterminación, sería que ese habitante de ese pueblo de Zamora o de Groenlandia, impusiera que su casa, su parcela, o determinado territorio, se convirtiera en parte del Japón o de Júpiter.
¿Es un derecho nuestro el decidir por un territorio? ¿Acaso nos pertenece ese territorio? Y en el supuesto de que tengamos las escrituras de propiedad, la tierra solo puede pertenecernos de forma usufructuaria, por un tiempo. Ese territorio se extiende mucho más que la vida de un hombre, tanto por atrás en la historia, como por delante, en la proyección del futuro.
Ese es uno de los principales errores con los que se topa el nacionalismo catalán. El respeto por un derecho individual, como es el de autodeterminación, un derecho propio, de o por si mismo, no otorga el derecho a decidir por un territorio.
Determinar la nacionalidad de un territorio es algo más complejo que la decisión del que en ese momento lo pisotea.
El día que un hombre, o un colectivo, llegue a un espacio de tierra, sea llamada parcela, aldea, comarca o región, y tengan la capacidad y el derecho para decidir a que nacionalidad pertenece, a eso no se le podrá llamar derecho a la autodeterminación. Si llega el caso habrá que crear una nueva palabra
sábado, 25 de julio de 2015
martes, 5 de mayo de 2015
Viajeros
Viajar... todo el mundo viaja. El mundo entero está en movimiento. Hasta hace relativamente muy poco tiempo, los manuales de geografía humana definían con bastante rigor el tipo de población de un territorio. En Escandinavia se encontraban un tipo de talla alta, rubio, de piel y ojos claros, en el Mediterráneo el tipo era de talla media o baja, tez y pelo moreno, y así podía ir definiendo todo el espacio geográfico. Hoy, esas definiciones nos parecerían del jurásico, y seguramente mañana va ha resultar muy difícil poder hacer cualquier clasificación, encontramos colonias importantes de germánicos en islas del Mediterráneo, hindús a orillas del Támesis o semitas en los Países Bajos. Es el mundo global. La gente se mueve, sea por motivos económicos, políticos o simplemente por placer.
Estos días me ha llamado la atención dos grandes desplazamientos con dramáticas consecuencias, por un lado centenares de desaparecidos en las aguas del Mediterraneo al sur de Italia, desesperados africanos que huyen de su tierra y se lanzan al mar buscando una Europa opulenta, y ésta a su vez emite miles de viajeros al Nepal, viajeros por placer, muchos de ellos hastiados de la serena tranquilidad europea y que necesitan de experiencias vitales en la cordillera más inaccesible del mundo.
Creo que en el momento del terremoto en Nepal, se encontraban allí unos 700 españoles, la inmensa mayoría había viajado por placer. Hoy han llegado a las costas sur de Italia, 6000 emigrantes, que se habían lanzado desesperadamente al mar desde las costas de Libia.
Me cuesta entender ambas cifras.
Estos días me ha llamado la atención dos grandes desplazamientos con dramáticas consecuencias, por un lado centenares de desaparecidos en las aguas del Mediterraneo al sur de Italia, desesperados africanos que huyen de su tierra y se lanzan al mar buscando una Europa opulenta, y ésta a su vez emite miles de viajeros al Nepal, viajeros por placer, muchos de ellos hastiados de la serena tranquilidad europea y que necesitan de experiencias vitales en la cordillera más inaccesible del mundo.
Creo que en el momento del terremoto en Nepal, se encontraban allí unos 700 españoles, la inmensa mayoría había viajado por placer. Hoy han llegado a las costas sur de Italia, 6000 emigrantes, que se habían lanzado desesperadamente al mar desde las costas de Libia.
Me cuesta entender ambas cifras.
jueves, 5 de marzo de 2015
Paris, Texas
Esta película no se encuentra entre el selecto grupo de películas que recomiendo ver a todo espectador. Soy consciente que muchas personas buscan otros atractivos difíciles de encontrar en este largometraje. Sin embargo si que considero muy interesante su visualización y creo que proporciona al espectador una experiencia a los sentidos muy singular.
Tiene un comienzo desconcertante, como una de las mejores obras de Dalí. Las firmes y evocadoras imágenes del desierto del sur de Texas, y como caído de otra película aparece deambulando un señor sin afeitar, vestido con un andrajoso traje y una chillona gorra de beisbol. Un contraste brutal; esos regios paisajes, propiedad absoluta del sol y la tierra, y este señor con mirada perdida bebiendo agua de una garrafa de plástico. Y toda esta escena transcurre con la impactante banda sonora, que casi todos reconocemos porque luego fue utilizada durante años para presentar el programa Documentos TV en tve.
El resto de la película, aunque no quiero menospreciarla, creo que no llega a brillar a la altura de este comienzo. En cualquier caso, resulta muy recomendable acercarse alguna vez a este cine, no tan comercial, con estos guiones agridulces, y que nos hacen experimentar sensaciones un poco atípicas.
Tiene un comienzo desconcertante, como una de las mejores obras de Dalí. Las firmes y evocadoras imágenes del desierto del sur de Texas, y como caído de otra película aparece deambulando un señor sin afeitar, vestido con un andrajoso traje y una chillona gorra de beisbol. Un contraste brutal; esos regios paisajes, propiedad absoluta del sol y la tierra, y este señor con mirada perdida bebiendo agua de una garrafa de plástico. Y toda esta escena transcurre con la impactante banda sonora, que casi todos reconocemos porque luego fue utilizada durante años para presentar el programa Documentos TV en tve.
El resto de la película, aunque no quiero menospreciarla, creo que no llega a brillar a la altura de este comienzo. En cualquier caso, resulta muy recomendable acercarse alguna vez a este cine, no tan comercial, con estos guiones agridulces, y que nos hacen experimentar sensaciones un poco atípicas.
sábado, 7 de febrero de 2015
Dos tipos de personas
No me cabe duda. Según voy envejeciendo, y creo compartirlo con mucha gente de mi generación, me vuelvo más simple, más claro, más sencillo, como si el paso del tiempo erosionase todas esas aristas y rellenase esos recovecos de nuestra forma de ser, convirtiéndonos en seres más redondeados, reducidos a formas geométricas básicas y redondeadas.
Y últimamente me estoy convenciendo que ideológicamente pueden agruparse a todas las personas en dos grandes grupos: por un lado existen los que creen y aceptan un mundo de privilegios, donde cada persona ocupa un lugar y dependiendo de ese sitio tiene unos derechos o privilegios que otros no tienen. Frente a este grupo están los que desean y entienden que todas las personas deben tener los mismos derechos.
Naturalmente todos desean el mayor desarrollo y progreso personal, pero mientras los primeros tratan de obtenerlo acercándose al espacio de los privilegios, los segundos tratan de alcanzarlo transformando su sociedad.
Quizás una reflexión simplista podría asociar estos grandes grupos a la denominada izquierda y derecha política, pero nada está más lejos de la verdad. El mercadeo de privilegios se da en todos los estratos sociales, culturales, e ideológicos. No es extraño descubrir a pseudoprogresistas que defienden y trafican con privilegios como esclavistas del siglo XVIII y de igual forma ver rancios conservadores con firmes principios igualitarios.
"Sábete Sancho, que un hombre no es más que otro sino hace más que otro"
Miguel de Cervantes
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